Buscador
Ver revista digital
Vida en pareja

Anticoncepción hormonal para hombres

05-05-2017, 10:27:36 AM Por:
nupcias.mx

La idea de un anticonceptivo masculino continúa a la deriva mientras que los tabúes mantienen su territorio.

Escucho voces catastrofistas que perciben la anticoncepción hormonal para hombres como una verdadera amenaza. No obstante, confíen en mí: ese invento no va a prosperar, el statu quo masculino puede permanecer tranquilo.

Sí, algunas cuantas organizaciones sin ánimos de lucro están trabajando para lanzar este producto que supondría un avance para la humanidad, pero disponen de fondos reducidos para conseguirlo. Y tampoco van a ganar la batalla aunque cuenten con estudios que indican que pronto se podría comercializar.

Para muestra, tengo en mis manos un dato que apaciguará los mandamientos sexistas que regulan nuestra sociedad: un comité de ilustres investigadores suspendió recientemente un valioso ensayo sobre este anticonceptivo por efectos secundarios que no son graves y que a las mujeres les resultarán muy familiares. Parece ser que la aparición de cambios de humor, dolor en la zona de aplicación, incidencias sobre la libido y algo de acné fue suficiente para que los hombres podamos ver fútbol este fin de semana sin mayores preocupaciones.

Pese a que 75% de los participantes aseguraban estar satisfechos con el método y dispuestos a utilizarlo lo antes posible, pues nada: la ortodoxia dicta que mejor para otra ocasión.

No importa que el experimento venga con argumentos sólidos, como el que escuché decir recientemente a José Ramón Serrano, presidente de la Sociedad Española de Contracepción, en el sentido de que las repercusiones son ridículas y previsibles puesto que son las mismos que causan la mayoría de los anticonceptivos. Además, insistía en que son “inherentes al método y no son relevantes para la salud”.

Suena paradójico que se descarte el desarrollo de estas inyecciones por una serie de reacciones que son habituales y, en algunos casos, menores incluso que las originadas por los regímenes hormonales femeninos. Pero los preceptos –digámoslo ya sin miedo– machistas no saben de razón y por ello pasan por alto que existen diversos estudios en fase tres que evidencian que los efectos secundarios en hombres son mínimos y que los resultados son más que positivos.

Aunque exista información científica de primer nivel, no hay testimonio que se imponga ante la premisa de que como nosotros no nos embarazamos, el tema no nos incumbe. Al parecer la antigua idea de que la planificación familiar es asunto de damas sigue vigente.

El comité médico encargado de supervisar las pruebas decidió interrumpirlas aunque el método en cuestión, que consistía en una inyección de testosterona cada ocho semanas junto con un implante de progesterona, era más eficaz que los resultados obtenidos con el preservativo e, incluso, que los logrados con la píldora femenina. Lo hizo explícito en el artículo que publicó en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism: los trastornos en el estado de ánimo son “demasiados” y afectan a 4.7% de los caballeros. ¡Hasta los científicos están de nuestra parte!

Y si viene alguien de Alemania, de la mismísima Universidad Martín Lutero, con una investigación en mano que demuestra que las tasas de embarazo utilizando la inyección anticonceptiva en los hombres se reducen a una cifra de 1.5 bebés por cada 100 parejas  –muy por debajo de la de las mujeres que toman la pastilla combinada, que es de nueve por cada 100–, habrá que decirle que eso no es relevante. Que se cuiden ustedes porque aquello de tener granitos en la piel no es de machos.

Pueden existir voces con ideas de avanzada, como la del investigador de Biomedicina Celular de la Universidad de Aston, Adam Watkins, quien propone en un artículo publicado en el sitio web The Conversation que los dos miembros de la pareja tomen la píldora para que “(…) ambos pasen por la experiencia de los efectos secundarios (…) creando un sentimiento compartido de responsabilidad sobre la fertilidad de uno y otro”. Pero no debemos ponernos nerviosos, ya que a las farmacéuticas y a los intereses del patriarcado poco les importan las nociones progresistas.

No se va a distribuir el anticonceptivo masculino pese a que ustedes soportan sus consecuencias desde hace más de medio siglo: coágulos sanguíneos asociados a la trombosis, náuseas, mareos y cefaleas, según los primeros estudios, sin mencionar las alteraciones menstruales, las infecciones, el aumento de peso, la pérdida de densidad ósea, la sensibilidad en los senos, las molestias pélvicas y el crecimiento del vello. Aun así, nada detuvo el desarrollo de la píldora (1960), la inyección anticonceptiva (1967), el DIU (1989) y el resto de los hormonales.

Un estudio sobre contracepción del Centro Latinoamericano de Salud y Mujer (CESLCAM) realizado en 14 países de América Latina concluyó que 45% de las féminas latinoamericanas prefieren la píldora por ser efectiva, asequible, fácil de obtener y usar. Quizá este dato podría convencer a las farmacéuticas de repetir el éxito con el sexo opuesto, pero los suculentos beneficios que obtienen con ustedes parecen ser suficientes para que las empresas no se molesten con nosotros.

No, nada que ver con tabúes, aunque las encuestas quieran decir otra cosa: en 2005, en Alemania y España, 70% de los hombres estaban dispuestos a tomarla, pero en otros países menos avanzados en cuestiones de equidad de género, como Indonesia, solo 30% lo haría. ¿Coincidencia? No lo creo.

Eso sí, iré escribiendo un artículo preguntándole a la ironía por qué resulta tan llamativo que un hombre, en pleno siglo XXI, se someta a un anticonceptivo hormonal. Vaya uno a saber…

Relacionado:

https://nupcias.mx/salud-y-sexualidad/etapas-sexuales-mujer-edad/