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Vida en pareja

El anillo de compromiso, ¿cómo esperar sin desesperar?

16-05-2017, 11:13:00 AM Por:
nupcias.mx

Cuando el dedo anular empieza a palpitarte...

Todos llegamos a una edad en la que el timeline de nuestras redes sociales se empieza a llenar de propuestas de matrimonio, bodas y bebés. Bienvenida al resto de tu vida, ¡eres grande! Y aunque al principio puede parecer abrumador, a medida que las bodas empiezan a ser parte regular de nuestra agenda, es inevitable comenzar a sentir la espinita por el matrimonio. Entonces, cuando hablamos del anillo de compromiso, ¿cómo esperar sin desesperar?

Sin darnos cuenta, nos hacemos fan de los videos virales de proposals (y hasta derramamos lagrimita en más de uno). Aunque jamás lo aceptaríamos, tenemos en nuestra cabeza un top de propuestas que amaríamos tener. Nos probamos el anillo de nuestras amigas y sentimos que nos palpita el dedo. Es momento de reconocerlo… ¡queremos casarnos!

Lamentablemente la decisión no recae únicamente en nosotras, el matrimonio es cosa de dos y la entrega del anillo en particular ¡de uno! Entonces, ¿qué hacer cuando ese esperado momento parece nunca llegar? Pregúntate a ti misma…

¿Realmente es el indicado? ¿Tenemos futuro? Si a pesar de desearlo no ha llegado, puede significar algo… Algunas veces las relaciones se estancan y dejan de avanzar hacia delante, nos encerramos en nuestra zona de confort y nos encaprichamos con una persona. Hay ocasiones en las que aunque parezca doloroso, debemos dejar ir.

Si la respuesta es “sí, sí es el indicado”, sigue leyendo.

Háblalo con él

¡No de tus ganas de casarte! Tampoco quieres asustarlo… Pero sí ya has decidido que es él con quien te visualizas el resto de tu vida es importante que hablen sobre el futuro.

Asegúrate que los dos caminan hacia el mismo rumbo, que buscan cosas similares y que sus planes de vida son compatibles. Imagínate que es de los que de plano no cree en el matrimonio y te quedas esperando una propuesta que jamás llegará. Si lo hablan y descubren a tiempo que tienen expectativas muy diferentes, pueden encontrarse en un punto medio y hallar una solución.

Si lo han hablado y sí quiere casarse, pero aún así sigue sin hacer la esperada pregunta…

¿Qué lo detiene?

Antes de dar un paso tan importante, los hombres buscan estar en su máximo punto de estabilidad. ¿En dónde está parada tu pareja profesionalmente? Quizás espera concluir un posgrado, obtener un trabajo específico o conseguir un ascenso para entonces pedirte que seas su compañera por el resto de su vida. Recuerda que él quiere darte sólo lo mejor.

Si no, no es eso, tu novio es estable pero sigue sin proponerlo

Quizá le falta madurez

Uno de los grandes y verdaderos problemas de nuestra generación es el complejo de Peter Pan, no rehusamos a crecer y a comprometernos. Ayúdalo a cruzar ese puente entre juventud y madurez, a darse cuenta que el compromiso y las responsabilidades no le quitan libertad, los enriquece.

Pero si tampoco es eso…

Sugiere, no exijas

Sin dar la impresión de que eres de aquellas novias que trae el vestido en la cajuela, comienza el juego de las indirectas. Hazle saber tus deseos de pasar el resto de tu vida con él, comparte tus ganas de formalizar la relación y así como en ti nació esa espinita, haz que crezca en él también.

Si debes tomar medidas drásticas

Pon las cartas sobre la mesa

Si de plano sientes que a los dos se les está yendo tren y nada de lo anterior ha dado resultado, háblalo, sé directa. Compártele tus inquietudes y no dejes que la espera del anillo se convierta en una piedrita en el zapato de su relación que a la larga se convierta en una bomba de arrepentimientos y resentimientos por falta de comunicación.

Si eres una mujer muy atrevida, olvídate de los roles. ¿Qué pasaría si fueras tú la que hace la propuesta? Te aseguro que más de una lo ha hecho y no pasa nada. Es un gesto que habla de seguridad, confianza y mucho valor, además de convertirse en una anécdota única.

Finalmente…

En el fondo, todas soñamos (algunas más que otras) con el día en que encontremos a la persona con la que pasaremos el resto de nuestras vida, el que nos haga suspirar, el que nos consienta, el que nos enamore. Pero recuerda no obsesionarte con el tema y saborear cada momento y cada etapa de la relación. No te apresures, no corras; no te presiones, ¡disfruta!

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