De Durango con amor

En Durango no se mira al suelo, se disfruta el cielo, que es el protagonista de los atardeceres más lindos que haya visto en mi vida. Por algo se han filmado en este estado innumerables películas y series de televisión que traspasan nuestras fronteras, llevando la belleza natural de México muy en alto. Algo que atrapó todo mi interés fue la variedad de locaciones que tiene Durango, listas para organizar la boda con la que todas las parejas sueñan. En la ciudad se levantan extraordinarios museos, teatros (como el Ricardo Castro construido en 1900 con su arquitectura digna de un sueño romántico) e iglesias fantásticas como la Catedral Basílica Mayor. Tan solo en el centro de la ciudad, más de 740 edificios han sido declarados históricos.

¿Te imaginas, entonces, cuánta belleza junta?

Para la ceremonia, mi lugar favorito en la capital duranguense es la Ex Hacienda Ferrería y el Parque Fundidora, conjuntos rescatados por el gobierno de Durango después de múltiples dueños extranjeros y años de abandono. Ahora, constituyen un espacio abierto para el público con un salón de eventos y un museo. Pregunten por la zona al aire libre, con paredes repletas de historia. ¡Es perfecta para tu gran día!
No pueden perderse la foto en el Centro Cultural y de Convenciones Bicentenario, donde cada viernes, en punto de las 20 horas, se realiza un espectáculo de luz y sonido sobre cantera. También para el álbum de luna de miel, vale la pena algunas tomas en la Antigua Estación de Ferrocarril, cuya belleza va más allá de su imponente fachada.

A poco menos de una hora de la capital de Durango se encuentra Nombre de Dios, uno de los destinos contendientes para ser nombrado Pueblo Mágico y famoso, entre otras cosas, porque fue la primera provincia fundada en el norte de la Nueva España. Entre sus imperdibles para visitar están el Templo de San Francisco y el Parador Gastronómico de Nixtalpan. Este último con dos cabañas muy románticas, un spa con temazcales y una oferta gastronómica deliciosa. No se vayan sin probar las gorditas y comprar algunas botellas de mezcal para brindar y compartir en su nuevo nido de amor.

Finalmente, las parejas más intrépidas encontrarán el paraíso en la sierra de Durango. En el Rancho Molinillos, por ejemplo, se levantan entre la espesa vegetación cabañas para una escapada romántica, lejos de todo y muy cerca de la naturaleza. Estando ahí agenden una visita a las cascadas de El Salto del Agua Llovida y salgan a hacer senderismo. Verán muchas especies en su hábitat. Desayunar en su restaurante que presume de una vista espectacular, cerquita de una chimenea, será la mejor manera de empezar el día.

También en esta zona de montañas se encuentra el Otinapa Sierra Camps, que cuenta con dos vagones de ferrocarril adaptados como cabañas (aunque también tienen las tradicionales, con chimenea). Las parejas que aman los deportes, en especial los extremos, podrán recorrer la propiedad en cuatrimotos, caballos o verla desde las alturas en una tirolesa. Gozar de los encantos de Durango, ya sea para la despedida de soltera, la boda o los algunos días de la luna de miel, será siempre una buena idea. Llevar a tus invitados a conocer semejantes parajes y dejarse cobijar por ese cielo de azul puro durante el día y rojo encendido al atardecer, es algo que quedará en sus memorias para siempre.

¡Será una boda y un viaje de película!

Octavio Ruíz