Trastorno de la dismorfia por culpa de las selfies, ¿qué es?
Aquí te dejamos algunas de las señales para poder identificarlo.
Los filtros de belleza no han traído más que problemas a la salud de muchas de las personas, principalmente a los jóvenes millennials. Los amamos, sin embargo, hay una línea muy delgada en la que si se cruza, puede llegar a causar un trastorno de la dismorfia. Te decimos de qué se trata.
Las cirugías estéticas nunca habían tenido tanto impacto como hoy en día. La nariz recta, el volumen en los labios, eliminación de papada, aumento de busto y la bichectomía, son de las más solicitadas. En relación con lo anterior, la causa primordial se debe al auge de los filtros de belleza para lograr la mejor selfie.
El problema en sí no son los filtros, si no el uso excesivo de ellos, tanto, que se puede llegar al punto de identificarse con cierta imagen distorsionada y buscar solucionarlo mediante cirugías.
¿Cómo detectarlo?
El trastorno de la dismorfia está muy relacionado con la ansiedad. Y es que al verse sin filtro, las personas sufren mucha angustia y desesperación por no tener la imagen que desean.
Por otra parte, es muy importante el criterio del médico. Se tiene que evaluar si realmente los cambios estéticos que uno puede solicitar son realistas, o se trata del mismo trastorno.
Alertas
Estos son algunos signos en los cuales hay que poner mucha atención:
- Fuerte creencia de que tienes un defecto en tu apariencia que te hace feo o deforme
- Creencia de que otros perciben tu apariencia de una manera negativa o se burlan de ti
- Tener comportamientos dirigidos a arreglar u ocultar el defecto percibido
- Ocultar los defectos percibidos con el maquillaje y filtros de belleza
- Comparar constantemente tu apariencia con la de los demás
- Buscar con frecuencia la aprobación de tu apariencia por parte de los demás
- Tener tendencias perfeccionistas
- Buscar procedimientos cosméticos con poca satisfacción
- Evitar situaciones sociales
¿Cómo tratarlo?
Para tratarlo sin duda se necesita apoyo psicológico. En ocasiones se puede llegar a pensar que una cirugía resolverá el problema pero no es así. Incluso, puede resultar contraproducente ya que los resultados quirúrgicos son permanentes y al no adaptarse con su nueva imagen o el no quedar satisfecho, puede ocasionar trastornos emocionales en mayor escala.
